Estar soltero o no querer vivir en una relación estable o monógama, por supuesto, no debe considerarse en absoluto como algo negativo: cada persona es libre de decidir en qué construcción de relación se siente cómoda. Es precisamente esta "sensación de bienestar" la que hay que tener en cuenta: Pero si la única persona permanentemente soltera de su círculo de amigos empieza a sufrir porque no le funciona ninguna relación, debería escuchar con mucha atención lo que tiene dentro, y tomar medidas:
Identificar las raíces de la ansiedad en las relaciones
Te gustaría tener una pareja estable, sin embargo, te cuesta "permitirte" la cercanía o pasas de un rollo de una noche a otro, primero es importante reconocer las raíces de tu ansiedad en las relaciones.
Los mayores miedos asociados a este fenómeno son la dependencia de la pareja, la pérdida de la relación o el miedo a ser abandonado.
Primeramente debemos fijarnos muy bien en cómo nos relacionamos con nosotr@s mism@s. ¿Nos permitimos sentir emociones de todo tipo? ¿Nos tratamos tan bien cómo deberíamos tratar a nuestra pareja? O más bien ¿evitamos sentir ciertas cosas por miedo al abandono, por miedo a la vulnerabilidad?
También puede ayudar analizar si las relaciones que hemos mantenido hasta ahora son de tipo “objetivado”. Para averiguarlo, hazte las siguientes preguntas: ¿las parejas con las que he estado, las he mantenido alejados de mis emociones profundas? ¿Quizás incluso las he “consumido” como un objeto que satisface mis necesidades, sin abrirme para evitar la vulnerabilidad?
Eso sería un camino seguro para evitar sentir un amor pleno.
Si detectamos este tipo de comportamientos, es muy posible que podamos sufrir miedo al compromiso.
¿Cuáles son los signos de la ansiedad en las relaciones?
Algunos indicadores podrían ser:
Modo rígido de “encendido y apagado” en las relaciones
Elección de pareja siempre errónea ("siempre acabo con el mismo...")
Comportamiento de evasión (retirada antes de que las cosas se pongan "realmente serias")
Autoimagen de la víctima (creencias como "no tengo suerte", "todo el mundo me deja siempre")
Creencias como:
"Nunca encontraré a la persona adecuada"
"Nadie puede soportarme"
"Nadie puede cumplir mis altos estándares"
Ahora bien ¿Cuándo debo acudir a terapia por este motivo?
El miedo al compromiso o al apego debe tratarse si impide que seas feliz. Un signo seguro de que una persona debe acudir a la psicoterapia es el comportamiento patológico de evitación y el retraimiento social a largo plazo. Si te aíslas por al apego, es una alerta roja. Entonces debes buscar ayuda para trabajar terapéuticamente en la reconstrucción de la confianza perdida.
La buena noticia es que la curación casi siempre es posible en cuanto uno descubre su "esquema interno", toma conciencia y luego se libera gradualmente de ello. Y ahora la noticia no tan buena: los patrones de pensamiento y comportamiento arraigados no pueden borrarse en un abrir y cerrar de ojos y sustituirse por otros nuevos. Se trata de un crecimiento, de un proceso de maduración que la persona interesada también debe desear. La psicoterapia sólo funciona como un proyecto conjunto entre el terapeuta y el cliente; se supone que es una especie de entrenamiento: Por ejemplo, la "confianza" y la "relación" se entrenan con el terapeuta, el miedo a ser rechazado o a fracasar se anticipa, se analiza y se integra emocionalmente. El miedo a la relación se transforma gradualmente en deseo de relación.
Si es "sólo" inseguridad, todo está bien. La inseguridad nos hace ser precavidos, pero el miedo puede paralizarnos y aprisionarnos. En este caso la terapia te puede ayudar a liberarte de las sombras de viejas fórmulas de relación para conseguir felicidad en las relaciones y para llevar estas creencias internas y, por tanto, la relación con nosotr@s mism@s a su mejor forma.
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