La gran pregunta que nos hacemos tantas veces. Si tengo un trabajo, tengo una casa, tengo amistades y una familia con la que tengo una relación cercana... ¿por qué siento que me falta algo y no estoy del todo a gusto?.
Bueno, si te fijas, dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a cuidar y atender a lo "externo", ya sea a los demás o al trabajo o las tareas de la casa, y no en la misma medida a cuidar lo "interno", nuestras necesidades básicas, nuestro autocuidado en todos los sentidos.
Muchas veces por tiempo, es cierto, nos enfocamos en lo más urgente del día a día y dejamos de lado otras cosas que tienen que ver más con el ocio, con la desconexión, con los hobbies, el descanso... Y cuando lo hacemos de manera más equilibrada o puntual, no hay problema, pero cuando lo hacemos de manera cotidiana, viviendo en espera a que llegue el fin de semana, acabamos con esta sensación de apatía tan desagradable.
Si somos sinceros, también nos daremos cuenta de que hay muchas veces que podemos ser más flexibles y permisivos con nosotros mismos, pero no nos lo permitimos, ya sea porque nos sentimos mal, poco productivos, culpables o con necesidad de acabar las obligaciones para sentir que nos merecemos la recompensa.
Por todo ello, desde aquí te animamos a que seas honesto con cómo estás organizando tu día a día, si estás siendo permisivo y flexible contigo, y si no es así, el impacto que ello está teniendo en tu vida.
Al final del día, el protagonista de tu vida eres tú, y por ello quien debe reflexionar sobre cómo te sientes con la vida que estás llevando y con la vida que quieres llevar.
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