¿Cuántas veces has pensado esto de tu trabajo, de tu relación de pareja, de tus relaciones familiares o amistades? Situaciones que nos hacen sentir mal, que nos estresan, nos agobian o nos duelen, que nos gustaría que no fuera tan así y no llegar a pasarlo tan mal.
Aquí tenemos que tener cuidado. ¿Por qué? Porque si hay algo que nos está haciendo sentir mal, por algo es. Ya sabéis lo insistentes que somos con la importancia de las emociones, pero, la realidad, es que luego nos acabamos encontrando en laberintos de los que a saber cómo salir o con un malestar profundo que cuesta mucho gestionar.
Entonces, primero de todo, hay que preguntarse si el querer que me afecten menos las cosas es una pequeña escapatoria que quiero tomar para no enfrentarme a aceptar que estoy en una situación que no me conviene y que tengo que tomar decisiones al respecto.
Pregúntate : ¿Te estás forzando a conformarte por miedo? ¿Estás forzando a tu cuerpo a que deje de avisarte de algo que en realidad no te hace bien?
Si la respuesta es sí, ¡tranquilidad! no tienes ni que tomar decisiones drásticas ni ya mismo, pero sí es conveniente que te hagas estas preguntas para ir haciendo cambios en tu vida, poco a poco, que mejoren las situaciones en las que te sientes a disgusto:
Plantéate ¿por qué te afecta? ¿por qué te hace sentir mal? ¿por qué sientes que el problema está en ti y tienes que “hacer que te importe menos”?
Esperamos que esto te ayude a reflexionar para afrontar y no para escapar :)
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