Hoy, 25 de noviembre, otro año más, tenemos que seguir recordando, por desgracia, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Como el significado y los motivos que lo sustentan son de sobra conocidos por todos nosotros, nos gustaría visibilizar una parte del maltrato, que se suele confundir más y que parece que suele tener los límites más difusos. Cuando preguntamos a alguien qué piensa sobre la existencia de puñetazos, empujones, bofetadas o golpes en una relación, rápidamente nos dirá que son conductas agresivas que forman parte de un maltrato físico; ahora bien, dentro de conductas de maltrato psicológico, aparecen más fácilmente los "bueno, depende", las justificaciones, el querer buscar una explicación... Y mucho silencio, porque los golpes son más difíciles de esconder, pero un maltrato psicológico es más fácil de callar, sobre todo si no es demasiado restrictivo o evidente en los comportamientos de la persona.
Para hacer todo esto más fácil, aquí tenéis un conjunto de diferentes conductas que os permitan reconocer mucho más rápidamente cuándo están existiendo conductas tóxicas y de maltrato en una relación, que necesitan ser abordadas:
La ley del hielo o hacer el vacío. Se trata de dejar de hablar a la persona con la que se ha tenido un conflicto o que nos ha hecho enfadar durante un tiempo indeterminado, que puede ir desde horas hasta días. Se ignora a la otra persona completamente escudándose en las propias necesidades, en necesitar un tiempo para pensar o relajarse, sin tener en ningún momento en consideración las necesidades o sentimientos de la otra persona.
Chantaje emocional como forma de acabar haciendo lo que uno quiere.
Colocarse en una posición autoritaria con respecto a la otra persona, posicionándose por encima como si su punto de vista, sus opiniones o sus sentimientos fueran más válidos, más correctos o más importantes.
Faltas de respeto que pueden incluir desprecios, insultos, humillaciones, o burlas, tanto a nivel verbal como no verbal, es decir, con malas caras, poniendo los ojos en blanco, resoplando, no prestando atención a lo que pide dice la otra persona.
Violar la intimidad de la otra persona revisando sus cosas privadas, su móvil, su ordenador, sus redes sociales...
Despreciar las necesidades y las emociones de la otra persona, haciéndole ver que lo suyo es una tontería y no es importante o priorizando las necesidades y emociones de uno mismo.
Controlar el tiempo y el dinero de la otra persona, es decir, limitar el tiempo con otras personas ajenas a la relación y limitar también el dinero que se emplea en cosas que la otra persona no considera necesarias.
Condicionar o limitar el crecimiento personal o profesional de la otra persona, de nuevo, invalidando lo que es importante para la otra persona, intentando cambiar sus ideas por otras consideradas más correctas.
Intimidar mediante golpes o rompiendo cosas, escudándose en la justificación de que lo hace para liberar el enfado y así no comportarse de forma agresiva con la otra persona.
Hacer uso del Gaslighting, que es un término que se refiere a un estilo de manipulación en el que la persona hace creer al otro miembro de la relación que se está inventando las cosas, que lo está viendo de forma errónea, que está exagerando, que no tiene lógica lo que piensa, quitándose de toda responsabilidad y como, diríamos comúnmente, "dándole la vuelta a la tortilla".
Esperamos que os haya ayudado a reflexionar y a conectar con vuestras percepciones y necesidades. Que la otra persona tenga otras opiniones y formas de sentir no le da derecho a juzgar lo que es importante para vosotrxs, porque a pesar de ser diferente, es válido e importante también. Aquí es donde debemos preguntarnos si pensar, sentir o necesitar cosas diferentes supone una pérdida o un perjuicio para la otra persona, y por ello le resulta más beneficioso seguir anulando vuestras necesidades.
Para finalizar, como comentábamos antes, identificar ciertas conductas de las anteriores en vuestras relaciones significa que hace falta replantear ciertas cosas con el otro miembro, trabajarlas y sanarlas, pero si la otra persona no se muestra receptiva a entender, cambiar y esforzarse, ¿cuánto valor te está dando como persona? ¿cuánto valor le está dando a tu bienestar y felicidad? ¿cuánto valor le está dando a vuestra relación?
Si necesitas acompañamiento y apoyo en relación a este tema, aquí estamos los profesionales de la salud mental siempre.
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