La ansiedad y su sintomatología es algo que escuchamos a nuestro alrededor en la actualidad con bastante frecuencia. Los ritmos de vida frenéticos que tenemos o las situaciones complicadas a las que nos enfrentamos hacen que esta palabra esté cada vez más en nuestras bocas.
Sin embargo, aunque no lo creas, la ansiedad es necesaria y sana en su justa medida, y para eso la trabajamos en Terapia, para reconducir a las personas hacia una relación con la ansiedad sana y controlada.
¿Qué es entonces la ansiedad "normal"?
Llamamos ansiedad normal o adaptativa a un conjunto de emociones y manifestaciones físicas que se presentan cuando nos enfrentamos (o nos vamos a enfrentar) a situaciones nuevas, o de exigencia. La ansiedad normal nos ayuda a adaptarnos a estas situaciones de manera tal que podamos obtener la respuesta más adecuada para las mismas, nos mantiene alerta y preparados. Pensemos por ejemplo en un examen o en una reunión de trabajo.
¿Por qué aparece la ansiedad?
Los problemas de ansiedad son resultado de una variedad de causas: tenemos el factor hereditario, la biología, la influencia familiar y la educación, las condiciones externas, los cambios recientes, la manera de funcionar de nuestra mente y el sistema de creencias de cada uno, la capacidad para expresar sentimientos, los elementos de estrés ambientales, etcétera.
En definitiva, surge como aviso de otros problemas no resueltos que podamos tener, que, al no ser gestionados y abordados correctamente, dan la cara en forma de somatización, es decir, de síntomas a través de nuestro cuerpo.
Es importante tener en cuenta que, aunque la ansiedad es muy molesta y desagradable, no puede provocar por sí sola infartos, o provocar que nos volvamos locos.
Por tanto, la utilidad de la ansiedad es... proteger al organismo ante un “peligro”. Cuando el cuerpo habla y no lo escuchamos a tiempo, acaba gritando más fuerte.
¿Cuáles son los síntomas principales que sentimos?
La ansiedad se acompaña de diferentes síntomas, que podemos dividir en 3 grupos:
⦁ Síntomas fisiológicos: tensión muscular, presión en el pecho, taquicardia, molestias gastrointestinales, etcétera.
⦁ Síntomas emocionales: miedo, inseguridad, tristeza, vergüenza, frustración, impotencia, apatía o desánimo.
⦁ Síntomas cognitivos: preocupación elevada, rumiación, pensamientos anticipatorios, creencias distorsionadas sobre uno mismo, dificultades para concentrarse o recordar cosas, dificultades para tomar decisiones…
Entonces, ¿de qué manera mantenemos nosotros un nivel de ansiedad alto?
En muchas ocasiones, no somos conscientes de que el estilo de vida o los hábitos que tenemos pueden conllevar a sentir esta ansiedad. Es por ello, que es fundamental tratar de tener equilibrio entre las diferentes áreas de nuestra vida, que se encuentran interconectadas formando un todo; al igual que las patas de una mesa, cuando falla una, caen las demás.
Puede ser que no estemos cuidando nuestro cuerpo con hábitos saludables, como, por ejemplo y de especial importancia, una buena higiene del sueño y descanso en general, o realización de ejercicio físico.
Puede ser también que estemos dejando de escuchar a nuestras emociones y el mensaje que éstas nos quieren dar sobre las decisiones que estemos tomando o las necesidades que no estemos cumpliendo, y estemos, al final, aguantando hasta que explotamos.
Puede ser, por último, que el patrón de pensamientos que tenemos esté muy condicionado por ideas limitantes muy arraigadas a nosotros, que no nos permiten ver la realidad de forma adecuada y realista, sino de una manera más extrema, castastrofista o alterada.
En definitiva, la ansiedad es algo que, mediante el trabajo terapéutico, es posible identificar y entender de manera muy clara, permitiendo esto realizar los cambios necesarios para reconducir nuestras vidas hacia la estabilidad, la calma y el crecimiento.
Si te sientes identificado o identificada con lo que ha leído y te gustaría saber cómo reconciliarte con tu ansiedad, estamos aquí para ayudarte.
Comments